Hoy quiero hablar de amor… aunque omita tu nombre… aunque esté convencida de que hablar de amor es hablar de ti, no lo diré… porque temo que al decirlo, al pronunciarlo, desaparezca con la palabra misma en ese vacío de tiempo infinito que sabiéndose presente ya es pasado y no lo sabe… y ¿qué haría yo sin él, sin ti?
Que ajeno me resulta, escuchar de amor sin ti… tan raro como imaginar un día sin noche, un desierto sin arena, una lluvia sin agua… ¿lo imaginas posible?, así de absurdo me resulta a mi… y lo digo por él y por todos aquellos, que me piensan sin tu amor y me hablan de él como si no lo conociera, como si fuesen los creadores del mundo y me presumieran del sol y las estrellas, y la luna y la rueda… mientras se niegan a escuchar, que compartimos ya una historia larga el amor y yo… que extraño me resulta que me hablen de amor y pretendan que te borre de mi historia y que actúe como si no hubiéramos coincidido… y no les culpo, porque ninguno de ellos te lleva dentro, bajo la piel, en la saliva, en el aliento… en el alma… como yo.
Hoy quiero hablar de amor… no me importa que nadie lo entienda, que nadie lo acepte, que nadie me escuche… ni siquiera tú… igual lo haré…
Porque sí una lección he aprendido de memoria, es que de eso se trata la vida, de hacer las cosas, sin importar quién las vea, quién las oiga, quién las juzgue o las aplauda… aunque te confieso sí, que cuando lo haga, lo haré para ti… hablaré para ti…
mientras tanto guardo silencio y me dedico a escuchar…
a esperar…
a esperarte, para hablar de amor…
para hablar de ti…
y de mi.