Escribir...
hace mucho que escribo, el por qué es algo que todavía no descubro, no se si escribo para inmortalizar mis ángeles o para exorcizar mis demonios… confieso que escribo por etapas, escribo cuando no puedo más… cuando las ideas se vomitan del cerebro, cuando no puedo decir lo que pienso… cuando ya no queda más para vivir... pero también cuando todo es respirar...
Escribo…
las letras a veces son caprichosas, algunas veces aparecen solas, están ahí, como esperando a que las revele, en cambio otras las persigo, las obligo a salir, sé que están ahí… la hoja blanca, ese campo de batalla en el que mis letras se desbordan, pelean, sufren, gritan, lloran, hacen el amor y donde algunas ideas se desangran y mueren… donde otras en cambio se vuelven casi inmortales, sublimes, etéreas, eternas…
Me confieso…
siempre es difícil mostrar las letras que uno escribe, por lo menos en mi caso las considero una extensión mía, te las entrego: disfrútalas, vívelas, ódialas, llóralas pero no las olvides…